Bianij

Bianji

 

Cuando era una niñita, comencé ayudándole a mis padres en su taller de pintado de botellas de Mezcal, pero con el tiempo decidieron cambiar de rubro por los químicos que se utilizaban y dedicarse a telares de algodón. Mi abuela se sentaba en el pasillo a bordar y me enseño con un nivel de perfección total ya que decía que "Si se hacían las cosas tenían que ser perfectas, sino no valía la pena hacerlas". Conforme crecí, comencé a diseñar ropa de niños enfocándome en cada detalle para hacer piezas únicas.